miércoles, 24 de noviembre de 2010

El instinto del lenguaje

El lenguaje es la capacidad que tenemos los seres humanos para comunicarnos entre nosotros por medio de signos lingüísticos, a través de un medio oral auditivo de forma primaria y a través de medios visuales y hápticos de manera secundaria. Esta capacidad permite formar ideas en el cerebro de los demás con gran precisión: es la habilidad de comunicar información a base de modular los sonidos que producimos al exhalar el aire.

El lenguaje se encuentra tan íntimamente unido a la experiencia humana que es casi imposible imaginar la vida sin él, pues el funcionamiento del lenguaje está tan apartado de nuestra conciencia como la lógica de la incubación de huevos lo está de la conciencia de la gallina: captamos el significado automáticamente.

El lenguaje es una habilidad compleja y especializada que se desarrolla de forma espontánea en los niños, sin esfuerzo consciente o instrucción formal, se despliega sin que tengamos conciencia de la lógica que subyace a él, es cualitativamente igual en todos los individuos, y es muy distinto de las habilidades más generales que tenemos de tratar información. Se puede decir que el lenguaje es una capacidad instintiva.

Para Chomsky el lenguaje tiene una propiedad que se denomina recursividad, con la cual, éste puede considerarse como un procedimiento que mediante el uso de medios finitos (piezas léxicas y reglas morfológicas y sintácticas) puede dar lugar a un número infinito de expresiones.  El cerebro tiene una gramática que permite poner en práctica esta propiedad del lenguaje.

Los niños desarrollan estas gramáticas a una edad muy temprana con gran rapidez y sin instrucción formal, hasta que son capaces de dar una interpretación consistente a frases con construcciones nuevas que jamás han oído anteriormente, por tanto dice Chomsky que tenemos de manera innata una Gramática Universal.

A partir de esto, decimos que un niño de tres años en un genio lingüístico que domina la mayoría de las construcciones, obedece las reglas en lugar de transgredirlas, respeta los universales del lenguaje, evita muchos tipos de errores y cuando los comete, lo hace de acuerdo con la lógica del lenguaje de los adultos. El niño no aprende a hablar sólo a base de imitar el lenguaje de los adultos que le rodean pues si así lo hiciese, no diría frases como el peluche está rompido (en este caso se generalizó el uso de un sufijo regular en un verbo irregular). Parece razonable suponer que la principal tarea del niño es ir escogiendo de la Gramática Universal que se encuentra en su cerebro de manera innata, las reglas propias de la lengua/s de los hablantes que le rodean.


Pero ¿cómo interactúa la experiencia con el conocimiento innato para que un niño de corta edad adquiera la gramática de la/s lengua/s que le rodean? Sabemos que esa experiencia debe incluir, al menos, el lenguaje de otros seres humanos. Conocemos casos de niños salvajes que han crecido sin estimulación lingüística por diversas razones. El resultado es siempre el mismo: los niños son mudos y suelen permanecer en ese estado el resto de sus vidas –Si son hallados antes de que finalice el período crítico del aprendizaje de la lengua, es muy probable que logren aprenderla sin demasiados problemas-. Sean cuales fueran las habilidades gramaticales innatas, éstas son demasiado esquemáticas para generar por sí mismas habla, palabras y construcciones gramaticales. El mutismo de los niños salvajes, subraya el influjo de la experiencia sobre la naturaleza en el desarrollo lingüístico.

Una de las pruebas que muestran que los niños poseen una gramática de forma innata es la formación de las lenguas criollas: en las plantaciones de tabaco, algodón, azúcar… los terratenientes empleaban esclavos de diferentes procedencias lingüísticas. Cuando hablantes de distintas lenguas tienen que comunicarse entre sí, crean una jerga denominada pidgin o dialecto macarrónico. Los pidgins constan de un vocabulario proveniente de las lenguas de las diferentes procedencias lingüísticas y de una escasa gramática. Según Bickerton, un pidgin puede convertirse en una lengua completa, si se expone a un grupo de niños en la edad a la que se adquiere la lengua materna, a ese pidgin. Esto sucedía cuando los niños añadían a las cadenas entrecortadas que escuchaban, la complejidad gramatical de la que carecían, lo que originó una lengua de nuevo cuño con gran poder expresivo. La lengua resultante que aparece cuando los niños hacen de un pidgin su lengua materna, es una lengua criolla.

La expresión “instinto del lenguaje” es bastante adecuada, pues como se ha podido observar, el lenguaje es una capacidad instintiva que sólo poseemos los seres humanos y que se desarrolla de forma espontánea cuando un niño está expuesto a unos determinados estímulos.





1 comentario:

  1. Cuando estudié la gramática universal de Chomsky en la facultad, el profesor comentó en clase el caso real de una "niña salvaje", recuerdo que nos puso vídeos y todo ¿O era un documental? no me acuerdo muy bien... sé que lo puso como ejemplo de las teorías de Chomsky. ¿Sabes cuál era su nombre o el del documental? me gustaría verlo otra vez, era muy interesante. Gracias!!

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