lunes, 15 de noviembre de 2010

Lenguas amenazadas




Las lenguas mueren o desaparecen cuando dejan de tener hablantes, esto puede producirse por múltiples factores:
-Factores que representan un riesgo para la seguridad física de las personas, es decir, una lengua muere si mueren todas las personas que la hablan: el número de usuarios de una lengua puede reducirse gravemente a causa de catástrofes naturales. Es evidente que las pequeñas comunidades de zonas aisladas pueden quedar esquilmadas por terremotos, huracanes, tsunamis y otros cataclismos.

-Factores que cambian la cultura de un pueblo, asociados al fenómeno de asimilación cultural, que consiste en que una cultura dominante influye sobre otra. Esto ha ocurrido repetidamente a lo largo de la historia colonial: Australia y Norteamérica son los ejemplos clásicos.

Cuando una cultura asimila a otra, la secuencia de eventos que afectan a la lengua en peligro parece ser la misma en todas partes. Hay tres fases:
1- La presión inmensa que se ejerce sobre las personas para que hablen la lengua dominante, una presión que procede del campo político, social y económico.
2- Es un período de bilingüismo emergente, pues las personas se van haciendo cada vez más eficientes en su nueva lengua, pero sin perder la competencia de su lengua de origen. Este bilingüismo comienza a declinar manifestándose una cesión de terreno de la vieja lengua a la nueva.
3-La generación más joven va haciéndose gradualmente más competente en el dominio de la nueva lengua, identificándose más con ella, y considerando que su lengua de origen es menos relevante para satisfacer sus nuevas necesidades.

La lengua dominante es atractiva porque facilita un movimiento externo de la comunidad indígena, cuyos miembros desean caminar hacia nuevos horizontes, mejorar su calidad de vida. La lengua dominante es necesaria, porque tiende un puente entre ambos mundos, un puente de inteligibilidad sin el cual el progreso sería insignificante. La lengua dominada carece de valor como lengua franca internacional o intercultural, sino que está allí por el motivo contrario: para expresar la identidad de los hablantes como miembros de su comunidad, fomenta los vínculos familiares, conserva las relaciones sociales, preserva los lazos históricos… La lengua dominante no puede cumplir esta función.

Se ha advertido a menudo el intento de los hablantes de una lengua de aplastar a los de la otra. Harold Pinter en su obra Mountain language describe con dureza el conflicto antagónico en el seno de una lengua, cuando en un momento dado un oficial se dirige a un grupo de mujeres:
Ahora escuchad esto. Vosotras sois gente de las montañas. Vuestra lengua está muerta. Está prohibida. No se os permite hablar vuestra lengua motañesa en este lugar. No podéis hablarla con vuestros maridos. No podéis hablarla. Es un delito. Seréis duramente  castigados si intentáis hablar vuestra lengua. Es la ley.


Cada lengua constituye un cierto modelo de universo, un sistema semiótico de comprensión del mundo, y si poseemos 4000 diferentes maneras de describir el mundo, eso nos hace ricos. Deberíamos ocuparnos de la preservación de las lenguas igual que lo hacemos de la ecología.
Vjaceslav Ivanov (escritor ruso)

Cenedl heb iaith, cenedl heb galon
«Una nación sin una lengua es una nación sin un corazón» (Proverbio galés)






Para más información:
-Abley, Mark: Aquí se habla. Un recorrido por las lenguas amenazadas; Barcelona, RBA, 2006.
-Crystal, David: La muerte de las lenguas; Madrid, Cambridge University Press, 2001.
-crystal, David: The Cambridge Encyclopedia of Language; Cambridge University Press, 2005 [1987].

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